¿CÓMO ERAN ANTIGUAMENTE LAS FIESTAS EN MARINES?
Texto de Enric Buñuel Arnau
Fragmento extraído y adaptado del libro: Sociedad Musical La Marinense. Aproximación a la historia de la Banda de Música de Marines. Enric Buñuel Arnau. Editado por el Ayuntamiento de Marines, año 2021.
El patrimonio cultural de un pueblo comprende todos los bienes materiales e inmateriales relacionados con su historia y cultura. Es un regalo que recibimos de nuestros antepasados, que debemos cuidar y preservar para que llegue a nuestros descendientes.
Una parte muy importante de este patrimonio son las fiestas. Representan un encuentro con las tradiciones, pero también experimentan cambios a lo largo del tiempo. ¿Cómo eran antiguamente las fiestas en Marines?
El documento más antiguo que hemos descubierto y que describe las fiestas que había en Marines data del año 1770. Se conserva en el Archivo Histórico Nacional y fue escrito para informar de las hermandades, cofradías, congregaciones y gremios existentes, así como de las fiestas que se realizaban y el importe de cada una de ellas. Las cofradías eran, durante el antiguo régimen, la estructura asociativa más común, no existía fenómeno asociativo más extendido, y por ello, se pretendía tener un mayor control presupuestario sobre ellas. Por ello se solicitaron, por parte del Conde de Aranda, informes por toda España.
El pueblo de Marines, en este caso, estaba incluido en el partido judicial de Segorbe (aunque normalmente lo encontramos en los documentos antiguos como perteneciente al partido de Liria), y por ello, allí se recibió una circular reclamando el Estado General que manifiesta el total de las Hermandades, Cofradías, Congregaciones, y Gremios que hay en esta ciudad de Segorbe, y Pueblos de su Partido; el de las Fiestas que hacen, su importe, y aprobación en consiguiente a la orden del Exmo. Señor Conde de Aranda con fecha de 28 de Septiembre de 1770; y arreglado a las relaciones de los dichos Pueblos, que le acompañan. En respuesta a esta carta recibida del Conde de Aranda, todos los pueblos del partido de Segorbe debían responder, y así lo hizo Marines, emitiendo un documento que redactó un fiel de fechos. El fiel de fechos, en aquella época, era un testigo de los hechos inscritos en los documentos legales, es decir, parecido a un notario de hoy en día. El informe está emitido en papel sellado del Estado, como era habitual en los documentos oficiales, que se adquirían pagando un precio establecido, en el que se detalla cada una de las fiestas que se realizaban durante el año en Marines.
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Informe de las fiestas en Marines en el año 1770 (Archivo Histórico Nacional) |
-Festividad del Corpus
-Fiesta en honor al Cristo de las Mercedes
-Fiesta en honor a San Matías
En cada una de estas fiestas vemos que se celebraba misa, sermón y procesión, además de fuegos volanderos y morteretes. El dinero destinado a cada una de estas fiestas era el mismo: 5 libras, 6 sueldos y 8 dineros. Los sueldos y libras no existían realmente como moneda, sino que eran unidades de cuenta. 1 libra = 20 sueldos = 240 dineros. Era el sistema tradicional de cuenta que se empleaba desde la Edad Media, en este caso se trataba seguramente de la libra jaquesa, usada en la Corona de Aragón.
Se detalla además que este gasto lo costean los vezinos por repartimiento (aunque en la fiesta a San Matías no especifica este detalle). Importante este dato, ya que el objeto de esta carta, entre otros, era justificar los gastos de las fiestas.
La festividad del Corpus, surgida en el siglo XIII, se va extendiendo por las localidades del Reino de Valencia en el siglo XIV. Según detalla la carta, esta fiesta la haze el regidor, que en ese momento era Pedro Dols. También se puntualiza que la hazen con orden del Rey. De hecho, durante el reinado de Carlos III, se promulgaron leyes que prohibían ciertas representaciones sacramentales y se impedía los bailes en las procesiones (una costumbre en la celebración del Corpus, heredada de la Edad Media, fue que dentro de las iglesias y en las procesiones, la liturgia iba acompañada por unos bailes que mezclaban temas religiosos y profanos).
En cuanto a la fiesta en honor al Cristo de las Mercedes, tenemos que resaltar que este documento nos aporta una valiosa información al respecto, simplemente por el hecho de poder constatar que en el año 1770 ya existía la devoción al Cristo en nuestro pueblo. En esta fiesta, al igual que en la de San Matías, el ayuntamiento nombraba un clavario, que era el encargado de llevar a cabo la fiesta con el dinero recogido de todos los vecinos. La fiesta de San Matías también perdurará en el calendario festivo marinense, celebrándose en el mes de octubre, hasta bien entrado el siglo XX.
El informe nos confirma también la existencia de la cofadría (cofradía) de la Virgen del Rosario, a la que se unen los cofadres que voluntariamente quieran participar. Cada uno de ellos debe aportar medio zelemin de trigo al año (el celemín era una antigua medida que se usaba para los cereales), era la forma que tenían de colaborar con la cofradía, en lugar de pagar una cantidad económica. Con lo que se recogía se compraba zera (cera), es decir, cirios o velas para las procesiones y para alumbrar a nuestro Señor. También se destinaba a los entierros de los cofadres, y a los enfermos por viatico. Por viático se entiende la administración de la comunión a los moribundos para que los ayude en su partida de la vida terrenal. Antiguamente, era una práctica bastante extendida: cuando un enfermo iba a morir, al toque de las campanas se reunía la gente en la iglesia, y de ahí salía la comitiva, en procesión con el sacerdote delante, llevando con solemnidad el viático a dichos enfermos en sus últimos momentos. La cofradía de la Virgen del Rosario (llamada también de los difuntos), que perdurará también con el paso de los años, participaba en esta antigua tradición, pero también todo el pueblo, o casi todo, como pasaba en todas las localidades pequeñas.
Por último, señalar como dato que hoy en día nos puede parecer curioso, que la carta sólo está firmada por el fiel de fechos, especificando que no firma nadie más porque no saben ninguno de los señores. Ni el alcalde (Vicente Calvet), ni ningún miembro del ayuntamiento, sabían escribir.
A continuación, mostramos la transcripción del documento, cuyo sello corresponde al Rey Carlos III, que reinó de 1759 a 1788:
(CAROLUS III.D.G.HISPANIAR.REX.)
Veinte
Maravedis
SELLO QUARTO, VEINTE
MARAVEDIS, AÑO DE MIL SETECIENTOS Y SETENTA.
Santiago
Puertas de Godoy fiel de fechos interino (por confedad de Manuel Ballester que
lo es en propiedad). De este lugar de Marines certifico a los Señores que les
fuera presentado este testimonio como estando en Ayuntamiento celebrado en el
dia de oy los señores que le componen. Vicente Calvet Alcalde Ordinario, Pedro
Dols Regidor, Juan Rosalen Personero, Francisco Arnau ? Procurador General y
Manuel Sierra Diputado. Se leyo la carta orden del Excmo. Señor Conde de Aranda
Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla se fecha en Madrid veinte
ocho de septiembre del presente año sobre la relacion que se pide de todas las
Hermandades Cofradias Congregaciones Gremios y Fiestas que se celebran en todas
las Poblaciones de este Reyno. Por lo perteneciente a este lugar de Marines,
digeron que en el se celebravan anualmente las fiestas siguientes. Primeramente
la fiesta del Corpus Misa Sermón Procesión y fuegos volanderos y morteretes,
que la haze el Regidor y la costean los vezinos por repartimiento que las hazen
con orden del Rey y su gasto son 5 libras 6 sueldos y 8 dineros. Mas la fiesta
del Santo Christo de las Mercedes. Misa Sermón Procesion y fuegos de la misma
especie y la costean de la misma manera nombrando el Ayuntamiento un Clavario y
su gasto monta 5 libras 6 sueldos y 8 dineros. Mas la fiesta de San Mathias
Misa Sermon y Procesion y fuegos con las mismas circustancias que la haze un
Clavario nombrado por el Ayuntamiento y su gasto 5 libras 6 sueldos y 8
dineros. Mas en esta Parroquia se halla establecida la Cofadria de la Virgen
del Rosario y se asientan Cofadres el que tiene Voluntad y cada uno paga medio
zelemin de trigo cada un año y se distribuye en comprar zera para las
Procesiones y para alumbrar a nuestro Señor quando no a los enfermos por viatico
y a los entierros de los Cofadres que se mueren y se entierran en esa
Parroquia. Que es quanto dijeron podian informar dichos señores del
Ayuntamiento de lo que toca a este particular, y lo firmo yo nomas porque no
saben ninguno de los Señores, en Marines a 27 de Octubre de 1770.
Santiago Puertas de Godoy,
fiel de fechos
Como comentábamos al principio de este artículo, las fiestas, al igual que otras tradiciones, se van manteniendo con el paso del tiempo, de hecho hemos comprobado que las fiestas del año 1770 se mantendrán, pero también irán evolucionando, y a continuación veremos cómo irá poco a poco ampliándose el calendario festivo.
Para poder saber cómo será esta evolución y conocer las fiestas en Marines en el siguiente periodo, es decir, en el siglo XIX, mostramos algunos de los documentos que hemos hallado en los Archivos de la Diputación y del Reino de Valencia. Allí se conservan copias de los presupuestos municipales de Marines, desde el año 1842. En dichas cuentas se observa una aportación anual de dinero del Ayuntamiento para las fiestas. Cada año, hay un presupuesto para las festividades del Corpus Christi y del Cristo de las Mercedes. Esto no quiere decir que no hubiese más fiestas en el calendario, sino que sólo aparecen las que el Ayuntamiento patrocinaba. No obstante, como podemos ver, las fiestas se mantienen muy parecidas a las del siglo XVIII.
Como ejemplo, mostramos este documento del año 1861, es un recibo por las fiestas de Iglesia en misa sermón y procesión del Corpus Cristo y el Cristo de las Mercedes, firmado en Marines, por su alcalde Ramón Romero, a fecha de 6 de julio de 1861.
Recibo por las fiestas de Marines de 1861 (Archivo de Diputación de Valencia) |
En el presupuesto del año 1898, podemos ver cómo las fiestas seguían siendo las mismas, pero también se cita, además, la misa de nochebuena, procesión del entierro y encuentro, y misa de pascua florida, como podemos ver a continuación:
Presupuesto municipal de Marines del año 1898 (Archivo del Reino de Valencia)
Ya entrados en el siglo XX, no habrá cambio alguno, tan solo se nombra, como novedad, una misa en el día de San Vicente Ferrer, como podemos ver en este presupuesto municipal del año 1905:
Presupuesto municipal de Marines, año 1905 (Archivo de Diputación de Valencia) |
Para atender a las Festividades religiosas del Smo. Corpus Christi y Cristo de las Mercedes (Funciones de Iglesia y procesiones).
Para la cera que gaste el
Ayuntamiento durante las Festividades religiosas a que asista en Corporación.
Para
pago a la música por tocar en dichas festividades, Misa de Noche-Buena,
Procesión del Entierro, Misa y Encuentro en el día de Pascua y Misa de S.
Vicente Ferrer.
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Fiestas en Marines, año 1910 (Las Provincias) |
En el año 1918, la epidemia de gripe conocida como “la cucaracha” tuvo una grave repercusión en el pueblo de Marines. Es muy probable que las fiestas de octubre de ese año no se realizaran, dada la catástrofe acontecida por el fallecimiento de 35 vecinos. Además, desde las autoridades sanitarias se aconsejó la suspensión de cualquier acto festivo, para extremar las precauciones y evitar, en la medida de lo posible, la propagación de la enfermedad, como podemos ver en la siguiente nota de prensa, a pesar de que unos días después, en el mismo periódico se decía que en Marines puede considerarse extinguida la epidemia (pero tras esta noticia todavía morirían dos personas más en el pueblo).
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Suspensión de las fiestas por la “cucaracha”, año 1918 (La Correspondencia de Valencia)
Durante la Segunda República Española, etapa iniciada en el año 1931, las fiestas seguirán celebrándose, y a pesar de que el Estado prohibió los actos religiosos subvencionados, este hecho no afectaría demasiado a los ciclos festivos locales.
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Fiestas en Marines, agosto de 1932 (El Pueblo) |
Dentro de esta etapa republicana y antes de la Guerra Civil Española, muchos ayuntamientos introdujeron nuevas festividades, procurando alejarse de la fiesta religiosa y buscando celebraciones laicas. Una de ellas, será la “Fiesta del Árbol”, que en Marines se realizó el día 11 de febrero de 1936, tal y como se acordó por la corporación municipal:
Se acuerda por unanimidad que el día 11 del próximo mes de febrero, se celebre la fiesta del árbol con la solemnidad posible; poniéndose de acuerdo con los Maestros de ambas escuelas a fin de dar el realce y atractivo que se merece tan simpática fiesta.
En el acta que mostramos a continuación se detalla cómo fue la experiencia de la nueva fiesta:
Acta del Ayuntamiento de Marines, año 1936 (Archivo Municipal de Marines)
(…) gracias a Salvador Peris
Penella, cultísimo Maestro Nacional de esta localidad, por su acertada intervención
en la organización de la Fiesta del árbol, durante cuyo acto, después de la
plantación de unos rosales, obsequio de Don Salvador Peris, recitaron los niños
pensamientos, poesías, advocaciones y discursitos alusivos al árbol,
demostrando estar brillantemente preparados, pronunciando al final un vibrante
discurso el Maestro Nacional, Don Salvador Peris Penella, en el que expuso el
origen de esta Fiesta y los múltiples beneficios que nos proporciona el árbol
(…)
Durante los años en los que estuvo activa la Guerra Civil Española (desde julio de 1936 a abril de 1939), suponemos que no habría apenas actividad festiva en el pueblo, como pasaría en la mayoría de los municipios. Las fiestas religiosas habían desaparecido, y la iglesia de Marines se utilizó como salón de baile (también ocurrió lo mismo con la iglesia de Gátova. Y la de Olocau, con la llegada de soldados, se convirtió en taller de reparación de coches militares). Seguramente serían los propios soldados los que organizaban dichos eventos.
Las fiestas de octubre de 1939 ya se celebraron con normalidad, o al menos, aunque después de una guerra esto fuera imposible, se intentó recuperar el calendario habitual. Durante esta época, es decir, a mediados del siglo XX, seguirán siendo similares, unas celebraciones humildes, pero necesarias para evadirse de la dura vida de entonces, y más todavía con el recuerdo de un conflicto bélico tan reciente. Perduran dichos festejos en la memoria de nuestros mayores, así como las costumbres antiguas, que van de la mano del antiguo pueblo, hoy en día llamado Marines viejo. Haremos pues un repaso de cada una de las fiestas que se realizaban, y de las cuales tenemos material fotográfico e información más completa, aunque queremos dejar claro que todas o casi todas las fiestas que vamos a detallar seguramente ya se vendrían realizando desde tiempos antiguos. Como venimos diciendo desde el principio de este artículo, las fiestas serían muy parecidas respecto a las más antiguas que hemos tratado, y casi idénticas a las del siglo XIX.
Empezando por el primer mes del año, enero, y concretamente el día 17, se celebraba, al igual que hoy en día, la fiesta en honor a San Antonio Abad, o San Antón. Se celebraba la misa, y después se llevaban los animales para su bendición, en la “grupa”, y se repartían los típicos “rollos”, mientras la banda de música tocaba en el acto, al lado de la puerta de la iglesia. Por la tarde, se hacía el baile, siempre amenizado por la banda, y por la noche, la serenata (era también baile, pero por la noche se le llamaba serenata).
Un rasgo característico de la fiesta de San Antón en Marines son los disfraces. Se dice que cuando se prohibió el carnaval, la gente empezó a disfrazarse en San Antón. De hecho, el carnaval a lo largo de la historia, se ha censurado en más de una ocasión, y en 1937, en plena guerra civil, se llegó a prohibir completamente. En Marines se dice que en carnaval se divertían tirando harina. A la mínima que te despistabas, te harinaban la casa. Doña Josefina Escrig dejó escrito en sus recuerdos: Llegaban los carnavales, ¡a correr por las esquinas! Pues van detrás los muchachos con estufador y harina.
Las fallas nunca se han celebrado en Marines, pero a partir del año 1949, la banda empezó a tocar en las fallas de Valencia cada año. Desde entonces, cuando acababan y volvían al pueblo, todavía tenían ganas de prolongar la fiesta: el abanderado, que en ese momento era Saturnino, todos los años se subía un “ninot” a Marines. Yo no sé como se las arreglaba, pero el ninot, pal pueblo. Así que, al volver a Marines, los músicos organizaban otro día entero de fiesta, en el que hacían pasacalle por todo el recorrido de la procesión, y el abanderado, en lugar de llevar la bandera, llevaba el “ninot”, con todos los críos del pueblo detrás. Ese día, en el pueblo, ya no se trabajaba. Por la tarde se quemaba el ninot en medio de la plaza, y se hacía baile.
Llegaba después la Semana Santa, con el Monumento que se adornaba en la iglesia y donde quedaban guardadas las formas consagradas; y las procesiones, que transcurrían por las calles llenas de gente que guardaba absoluto silencio. Y a continuación los días de Pascua, y así lo describía Doña Josefina Escrig: Día de Pascua. Que aurora tan bonita, con la música tocando y hombres con escopetas. Era la llamada “mañanica de Pascua”, cuando se producía “el Encuentro”. Desde los balcones y las esquinas, los hombres que eran cazadores disparaban dos tiros al aire cada uno, a la vez que pasaba la procesión, representando de algún modo con esta tradición, la “alegría” por la resurrección de Cristo. Se llevaba al Cristo por la vuelta de la procesión, seguido por la banda de música en silencio, sin tocar; y a la Virgen bajando por la calle Mayor, al final de la cual se producía el Encuentro, quitándole el velo a la Virgen para que viese al Cristo. En ese momento, la banda tocaba la Marcha Real. Seguidamente, y tras el recitado de versos a la Virgen y al Cristo por parte de las niñas del pueblo, llamadas “gitanicas”, se iba hasta la iglesia con “la música” tocando, para asistir a la misa. El Encuentro se hacía al amanecer, incluso cuando acababa todavía era de noche.
En Pascua no faltaban las meriendas en alguna era, como la del tío Currico, o en alguna de las fuentes o lugares del término. Tampoco podía faltar ningún año, durante la tarde del día de Pascua, la fritada de huevos y longanizas que preparaba la banda. Al acabar, unos cuantos músicos se ponían a tocar al lado del abrevadero, y la gente estaba esperando que acabasen de merendar para acudir a bailar. Pero antes de empezar el baile, la gente hacía corros donde se cantaban y bailaban jotas y canciones populares como, por ejemplo, la “Carrasquera”:
Ese baile de la carrasquera,
es un baile muy desimulado,
que dejando la rodilla en tierra,
y ese baile se queda parado.
Que menea, menea las faldas,
que menea, menea los brazos,
que en mi pueblo no se estila eso,
que se estila un abrazo y un beso.
Seguidamente se iniciaba el baile, que duraba casi hasta que empezaba a anochecer, momento en el que se iba en procesión hasta la plaza y se daba por finalizada la divertida tarde.
Para la llegada del mes de mayo se cantaban “los mayos”, canciones tradicionales que daban la bienvenida a la primavera y que trataban también de ensalzar a la mujer y emparejar a mozos y mozas. Y en el día de la Ascención (cuarenta días después de Pascua) se introducían en la iglesia jaulas con cagarneras y canarios. Era un día para conmemorar la ascensión de Jesús al cielo, se exponía el Santísimo Sacramento en el altar durante la Hora Santa, donde los fieles meditaban y los cantos de los pájaros servían para embellecer dichos momentos, con jaulas adornadas por sus propietarios. Son muestras de pequeñas tradiciones que de alguna forma completaban el calendario festivo del pueblo, ya que como dicen nuestros mayores, entre fiesta y fiesta parecía que pasaban años. Otro ejemplo, que en este caso daba la bienvenida al verano, era la noche de San Juan, el 23 de junio. Se encendían hogueras en los cruces de las calles, y los niños y niñas recorrían todo el pueblo, saltando cada una de las hogueras.
La fiesta del Corpus Christi (se celebra sesenta días después del Domingo de Resurrección), que ya se celebraba en el año 1770 como hemos visto antes, seguirá siendo una gran celebración en Marines. Se hacía pasacalle, procesión, y serenata por la noche. Por costumbre, la procesión se hacía a las cuatro de la tarde, con el sol fuera, así que no había baile por la tarde, pero sí que se hacía la serenata por la noche.

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Procesión del Corpus (Fotografías de Julián Romero Cortell) |
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Fiesta a la Inmaculada, 8 de diciembre de 1944 (Archivo Parroquial de Marines) |
La fiesta de las clavariesas o “Hijas de María” (llamadas popularmente las mozas), antaño se celebraba en diciembre. En 1946 se trasladó a agosto, ya que en diciembre solía hacer frío y llover, y en ese caso deslucía la fiesta, además de que muchas chicas estaban fuera del pueblo sirviendo. En la agenda parroquial podemos ver como, por ejemplo, en el año 1944, todavía se celebraba la fiesta a la Inmaculada el 8 de diciembre.
Mostramos a continuación el programa de fiestas de agosto del año 1947: |
Fiestas de agosto de 1947 (Fuente: Marines, historias de un pueblo. Rafael Deltoro) El programa sigue el esquema tradicional, que explicaremos más adelante. Aunque este año, el 7 de agosto sería muy especial, por el estreno del himno a Marines.
Las fiestas de octubre, a mediados de mes, se celebraban a lo largo de cuatro días (o casi cinco, ya que la víspera ya se empezaba la fiesta). Estaban dedicadas al Cristo de las Mercedes (en esta ocasión la fiesta de los casados, con clavarios), a San Matías, a San Roque (segundo día de fiesta de los casados), que anteriormente era San José, y a San Rafael (la fiesta de los mozos). A continuación, mostramos unas fotografías de dichas fiestas: Fiestas de octubre (Fotografías de Julián Romero Cortell) Además de los cuatro días festivos que acabamos de enumerar, también se hacían en este mes, concretamente durante los cuatro domingos de octubre, rosarios de la aurora, a cargo de la cofradía de la Virgen del Rosario.
(Imagen cedida por Carmen Cortell) - La Aurora: se hacía a las seis de la mañana, con las mujeres cantando por el recorrido de la procesión. Antiguamente, en las primeras décadas del siglo XX, se sabe que la banda de música también participaba en la aurora, acompañando a las mujeres. - El Rosario: sobre las seis y media de la mañana salía el Rosario. Iban las mujeres, de la misma manera que en la Aurora. Cuando se hacía de día, ya habían acabado la Aurora y el Rosario. Durante los dos días que duraban las fiestas de agosto, así como los cuatro días de las fiestas de octubre, el programa era el mismo en cada uno de los días: -Diana: al amanecer, se hacía la despertá, con la banda tocando, y se disparaban los llamados “tronadores”. -Pasacalle de la banda y recogida de clavarios, para acompañarlos a la misa. -Misa. Los días festivos más importantes del pueblo tenían misas “especiales”, es decir, misas cantadas. -Después de misa, en la puerta de la iglesia, la banda tocaba un pasodoble de concierto. - A continuación, pasacalle, siempre por el recorrido de la procesión, con los Clavarios. Se recuerda que la gente, en las esquinas, bailaba lo que tocaba la música. -A las cinco de la tarde, empezaba el baile en la plaza. Duraba hasta “el primer toque de procesión”, con el que se avisaba de su próximo comienzo. -Sobre las ocho de la tarde, tenía lugar la procesión. -Sobre las once de la noche, comenzaba la serenata. De entre los actos que se realizaban, que acabamos de enumerar, explicaremos con más detalle los bailes y serenatas. El baile, por la tarde, y la serenata, por la noche, eran los momentos de más disfrute del pueblo. Allí se armaba una polvareda...Íbamos blancos y salíamos marrones. En esa época, la plaza tenía el suelo de tierra, además era una tierra roja, arcillosa, tan característica de la zona. A excepción de las escuelas, en las que en su entrada había unos dos metros de losas en el suelo, el resto de la plaza era de tierra. Se formaba una niebla que casi no nos veíamos. Los mismos músicos no veíamos ni las notas. Y por eso, la mayoría de la gente llevaba zapatos marrones, porque si llevabas zapatos negros, llegabas a casa y eran marrones, del polvo que se armaba allí. Allí bailaba todo el mundo, desde el crío más pequeño al más grande. La plaza estaba abarrotada de gente, igual veías a un tío, que ayer iba con un garrote, y ¡ahora mira que botes pega! Se tocaba música de todo tipo, que además de pasodobles, incluía tangos, boleros, valses, etc., todo lo que se llevaba antes. La pieza obligada para acabar, tanto el baile como la serenata, era la jota “La Porronada”. Se trata de una pieza emblemática en Marines, por la tradición que conlleva, por ello también la llaman “la Jota de Marines”. Es una obra del compositor Jaime Texidor (1884-1957), conocido especialmente por su pasodoble “Amparito Roca”. Es, desde hace muchos años, una pieza estimada por los marinenses, quizás por su semejanza a las antiguas jotas del pueblo, y por ello es considerada una pieza tradicional del repertorio local y que a la gente siempre le ha gustado bailar. También se solía interpretar para finalizar los bailes, el Himno a Marines, desde que éste se compuso, siendo estas dos piezas las más genuinas en estas celebraciones. Había una afición bárbara a bailar. Y es que, en aquella época, se terminaba la fiesta y ya no había otra cosa, hasta las próximas fiestas. De esta afición al baile se escandalizaba D. Rafael Alcocer Sarrión, cura de Marines desde el año 1943, cuando en un informe comenta el poco interés de los vecinos por la iglesia, con descripciones como: aquí no se piensa más que en bailar; no hay más que baile y un libertinaje en las costumbres que no hay por donde cogerlo; unas chicas que se dicen Hijas de María, hacen la fiesta de la Inmaculada, pero sin faltar el baile. Además del baile, en las fiestas también se cantaban jotas, con un grupo de guitarras y cantos. Esta tradición se remonta a épocas pretéritas. En algunas ocasiones había baile de jotas los domingos, pero era principalmente en las fiestas cuando siempre se bailaban jotas en la plaza, especialmente el día del Cristo por la tarde. A veces se hacían las jotas junto a la banda, de forma que los dos grupos se iban alternando. Los guitarristas, que entre otros eran el tío Chiquín, el tío Pichón y el tío Victoriano, marcaban la jota, entrando los mozos a cantar, y cuando las guitarras paraban, la banda repetía, a modo de diálogo. A los guitarristas les gustaba mucho tocar con la música. Cuando la banda tocaba sola, la gente bailaba “a cogidas”, y cuando le tocaba el turno a las jotas, se podía ver cómo la gente bailaba con los pasos tradicionales, todo ello en la misma tarde. En el programa de fiestas del 1947, que hemos mostrado anteriormente, podemos ver un ejemplo de esta unión entre la banda y el grupo de guitarras: Gran baile típico en la plaza Mayor en honor a las personas mayores, amenizado por la Agrupación Musical de Marines y los mejores guitarristas del pueblo. También en el programa de fiestas de 1953 (que incluimos a continuación): En la misma plaza y amenizado por la banda de Música, Baile de Jotas al estilo del país. A partir del año 1947, en el nuevo Café Musical construido a denas por los miembros de la banda, se empezó a hacer baile los domingos, con 3 o 4 músicos. Se cobraba una entrada, al precio de tres pesetas, y todo el dinero que se recogía se destinaba a pagar los gastos de la obra que todavía estaban pendientes. De hecho, al principio no estaba puesto ni el piso, y empezaron a hacer bailes con el piso de tierra. Para poder realizar sesiones de baile, había que pedir siempre permiso al Ayuntamiento, y a veces también había problemas con el cura; en aquella época, mandaba más que el alcalde. A continuación, mostramos el programa de las fiestas de octubre del año 1953: Programa
de festejos de octubre de 1953 (cedido por Carmen Cortell) Misas, pasacalles, procesiones, bailes (tanto con la banda de música, como baile de jotas) y mucha pólvora. En resumen, siguen las fiestas manteniendo este esquema tradicional. Tan solo se completan dichos actos con un concurso de recitado de poesías, concurso de tiro al plato y a percha, cucañas o carreras de bicicletas. También en prensa encontramos un anuncio del programa de fiestas de ese mismo año: Fiestas de octubre de 1953 en prensa (Levante) Al día siguiente de las fiestas de octubre, los músicos hacían todos los años su particular fiesta. Se hacían el almuerzo y la comida en el Musical, y aunque la mayoría de la gente trabajaba en las masías, como ese día “la música” hacía su fiesta, ahí no se movía nadie del pueblo, porque sabían que habría baile. Ese día, no iba nadie a trabajar. Este baile se hacía cerca del Musical, en un pequeño solar que había al lado del abrevadero.
En el año 1962, se añadió una nueva celebración al calendario festivo, especialmente dedicada a la música, y que se celebra el 22 de noviembre: la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Los actos que se realizarían inicialmente serían la Santa Misa en honor a Santa Cecilia y la procesión, con las “Cecilianas”, llamadas así a las clavariesas de la música que se eligieron para dicha festividad. Procesión de Santa Cecilia de 1963, con las “cecilianas” (Fotografía de Julián Romero Cortell) En la agenda parroquial del año 1963, además de las misas cantadas de las fiestas de octubre, ya hay constancia de que se celebró, en el mes de noviembre, una misa cantada festiva en honor a Santa Cecilia: Misa de Santa Cecilia, año 1963 (Archivo Parroquial de Marines) Las “cecilianas” con la banda en la puerta de la iglesia (Archivo de la Sociedad Musical “La Marinense”) En navidad, y concretamente en nochebuena, era tradicional la salida por el pueblo de los niños y jóvenes en busca del aguinaldo, cantando en las puertas de las casas, con canciones propias y diferentes de los villancicos que hoy en día se cantan por todas partes. Los niños solían recoger ese aguilando de sus padrinos, que normalmente era una peseta o un pastelico de moniato. Mostramos uno de los villancicos que cantaban los mozos en Marines: Ayudadme compañeros que ya la veo venir, en una mano las tortas y en la otra mano el candil. Y el arguinaldo que me han dado me parece mucho y bueno, Dios que se lo pague a usted
los ángeles en el cielo.
El segundo día de navidad por la noche, los músicos tenían costumbre de hacer un pasacalle, normalmente iban seis o siete, tocando a lo largo de toda la vuelta de la procesión, y los vecinos salían a la puerta, y a lo mejor les daban un trozo de panquemao, o un par de rollicos, o dos pasteles, etc., a base de dulces. Al día siguiente, la banda hacía una merienda en el local con todos los dulces que habían recogido. Y después de merendar, se ponían a tocar, y la gente se acercaba para bailar. A veces aún no habían acabado de merendar y ya iba llegando la gente; se están acercando, ¡habrá que salir a tocar! Así que, el tercer día de navidad, otro baile más. Allí, menudo bailoteo había… El día de reyes, se recuerda cómo la tía Petra, envuelta con una manta o sábana, y tocando una gran esquila y algunos cascabeles, anunciaba la llegada de los Reyes Magos de Oriente. BIBLIOGRAFÍA: Sociedad Musical “La Marinense”. Aproximación a la historia de la Banda de Música de Marines. Enric Buñuel Arnau, 2021. Marines: Historias de un pueblo. Rafael Deltoro Escrig, 2002. Hermano Vicente Coll. Taller de Literatura de Marines, 2002. La Vall d´Olocau, Marines i Gàtova. Ferran Zurriaga i Agustí, 2019. Marines. 50 años de una nueva vida (1967-2017). Abel Soler ,2017. Marines: geografía, historia, patrimonio. Abel Soler y Ramón Yago, 2004. Raices y costumbres. Un siglo de dos pueblos. Marines y Domeño. Taller de Literatura de Marines, 2000. En clau de festa. Aproximació a l´evolució de la música en el cicle festiu valencià. Frederic Oriola Velló, 2010. El papel timbrado en España 1637-2009. Ricardo Pardo Camacho, s.f. Abreviaturas castellanas. Diccionario de Abreviaturas Novohispanas. Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, 2016. http://www.iifilologicas.unam.mx/dicabenovo/. La memòria dels sentiments, (Libro-CD). Associació Cultural L´Aljama de Bétera 2009. Personas entrevistadas para el libro sobre la Historia de la Sociedad Musical y que han sido citadas en este artículo: Ernesto Rodríguez, Leopoldo de los Santos, Carmen Cortell, Luisa Castellano, Esteban Cortell, Ángeles Arnau. Agradecimento a Julián Romero de los Santos por cedernos fotografías realizadas por su padre, Julián Romero Cortell.
Archivos mencionados en este artículo: Archivo Municipal de Marines, Archivo Parroquial de Marines, Archivo de la Sociedad Musical “la Marinense”, Arxiu General i Fotogràfic de la Diputació de València, Archivo del Reino de Valencia, Archivo General de la Catedral de Valencia, Archivo Histórico Nacional, Archivo Municipal de Requena (Archivo sonoro de música y literatura popular de Fermín Pardo Pardo). |
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